Para conseguir que los niños sean ordenados, es muy importante enseñarles que el orden es fundamental en la vida. Si el niño vive en un ambiente ordenado, interpreta ese orden como un ambiente armónico y no caótico.
El caos produce nerviosismo y dificulta la tarea de encontrar cosas. Por el contrario, el orden transmite calma, favorece la concentración y ayuda a pensar y reaccionar serenamente.
Es importante irles inculcando hábitos a temprana edad. Entre los 2 y 3 años sería la edad ideal para aprender de manera natural ya que tiene cierta autonomía y empiezan a comprender las razones por las que les pedimos las cosas.
Dar ejemplo: Si el pequeño ve que sus padres mantienen un hogar ordenado, adquirirán el mismo hábito. Hay que tratar de cumplir lo mismo que se les exige a ellos. De nada sirve hablarles de orden si nuestra casa y nuestra vida son un caos.
Establecer rutinas: es importante saber comunicar al niño que detrás de una cosa, viene otra, de manera que a la actividad de jugar, le sigue la de recoger los juguetes, que tras comer, hay que llevar los platos al lavaplatos. Es importante el concepto de inmediatez ya que se trata de que un niño construya una asociación mental en la que relacione desorden con ordenar. Buscamos que aprenda un hábito básico.
Ser muy concreto y conciso: decir “recoge tu habitación” es una frase ambigua que puede dejar al niño perplejo son saber qué hacer. Instrucciones más precisas y cortas como “guarda las construcciones en su caja” “coloca los cuentos en la estantería” son mucho más eficaces.
Pequeñas acciones: haz que los niños colaboren en las áreas del hogar con pequeños detalles como dejar los zapatos en su sitio, la ropa sucia en el cesto, regar las plantas, tirar el pañal al cubo, preparar la ropa para el día siguiente..
Organizar su espacio para que todo esté a su alcance: coloca todo lo que vaya a utilizar a su altura. Si los juguetes y los libros están en estanterías altas, no podrá devolverlos a su sitio después de usarlos.
El lugar de cada cosa debe quedar bien definido: es necesario clasificar o agrupar los juguetes de la misma clase en cajas, es decir, coches con los coches, animales con animales.. cuando los juguetes ocupan un sitio determinado, adquieren para el niño un valor más importante.
Olvídate de las cajas y jugueteros enormes . Suelen obligar al niño a sacar todas las cosas para encontrar la que busca.
Pinta cada cajón de su cómoda de un color diferente o marca las cajas o cajones dónde se guarden las cosas. Si aún no sabe leer se pueden poner dibujos al lado y así interiorizará que esas letras significan lo que representa la imagen que sí es capaz de reconocer.
Involúcrate en el proceso de aprendizaje: Debemos mostrarnos participativos y ayudar con las tareas que él solo no puede realizar (ayudar no es hacer). Motívale con cariño, paciencia y perseverancia que vea el orden como algo lógico y razonable e ilusiónale para que quiera ser ordenado. Es importante que vea la adquisición del hábito del orden como un juego.
Hay que ser comprensivo y realista: Cuando se inicia en el hábito del orden vale más la voluntad que los resultados. Adquirir la habilidad del orden requiere un proceso. Si el niño hace las tareas, pero no a la perfección, no nos preocupemos ya que hay que recordar que el niño está aprendiendo. Ajustemos nuestras expectativas y marquemos objetivos adaptados a la edad y capacidades de cada uno.
Recoger, ordenar, limpiar…nunca debe ser un castigo : No hay que hacer que el pequeño asocie este tipo de actividades imprescindibles para él y para la convivencia en sociedad con castigo desagradables, porque tratará entonces de evitarlas siempre.